Consultorios médicos en Jicamarca y Lampa de Oro
En Perú, donde la economía informal representa el 70% de la población trabajadora, la situación de confinamiento ha empeorado la economía familiar de miles de personas que apenas consiguen llegar a fin de mes. Las familias se han enfrentado a una reducción de ingresos muy drástica que les impide hacer frente a los gastos de primera necesidad, entre ellos, acceder a los medicamentos que necesitan para hacer frente al Covid.
Una de las consecuencias de la pandemia es que se han disparado sin control los precios de los medicamentos y las mascarillas, quedando fuera del alcance de la población. Esto supone un riesgo directo para la salud pública, ya que dificulta las posibilidades de frenar los contagios.
A través de los consultorios de Jicamarca y Lampa de Oro hemos conseguido que la población más necesitada pueda acceder a tratamientos sin el sobrecoste derivado del colapso del sistema de salud peruano.
A pesar de las campañas de sensibilización llevadas a cabo desde los consultorios y que el gobierno peruano impulsase el lavado de manos para prevenir el avance del virus, muchas zonas, al no contar con acceso al agua ven imposible cumplir con esta medida, provocando el aumento de contagios.
El precio del transporte, los alimentos y los servicios básicos han sufrido un incremento considerable. La población no se ha podido alimentar bien y las cifras de desnutrición y anemia aumentaron. La violencia dentro de los hogares también ha aumentado, sobre todo la violencia contra las mujeres.
La educación de niñas, niños y adolescentes ha sufrido retrocesos. Muchas familias de los asentamientos se encontraron con la imposibilidad de costear el servicio de Internet y los dispositivos para las clases virtuales.
Durante el confinamiento se ha mantenido el salario de 4 trabajadoras en el consultorio médico de Lampa de Oro y 5 en el de Jicamarca.