Hambruna en Sudán del Sur
A mediados de febrero de 2017, la ONU y el gobierno de Sudán del Sur declararon el estado de Hambruna en algunas partes del país, principalmente en la región central, aunque en gran parte del resto del territorio la situación es de riesgo severo y crisis alimentaria. A finales de ese mismo mes, el gobernador del estado de Western Lakes declaraba la hambruna también en este estado, en el que la comunidad de Loreto, IBVM Irlandesas, tienen sus dos proyectos, un colegio de Secundaria y una Unidad de Atención Primaria de Salud, en Rumbek, capital del condado del mismo nombre, hogar de algunas de las comunidades más afectadas por la crisis alimentaria, como los Kuei, quienes acogen al IBVM.
Las autoridades educativas de Western Lakes, reunidas el 24 de febrero, pidieron a los colegios privados y religiosos, como el del IBVM, que rebajasen sus tarifas todo lo que fuera posible ya que muchas familias de la zona se enfrentan directamente a la falta de alimentos y los dos dólares anuales que son la cuota del colegio, es una cantidad inalcanzable para una gran mayoría que cobra en torno a esa cantidad mensual.
Cuando la escuela y la unidad de atención sanitaria están en funcionamiento, proporcionamos unas 2.000 comidas diarias a estudiantes, profesorado y el resto del personal que trabaja en ambos proyectos, además de tratar casos extremos de malnutrición.
La Escuela contrata a miembros de familias de las comunidades más castigadas por la crisis, para que tengan una fuente de ingresos que pueda reducir su dependencia y preservar su dignidad.
En la Unidad de Atención Primaria de Salud, en febrero se ha empezado el tratamiento de unos 30 casos de malnutrición severa y otras complicaciones derivadas de la falta de nutrientes, calorías y proteínas. También es común la deficiencia de vitaminas y minerales en las poblaciones más vulnerables.
Sin una intervención directa, estas comunidades están abocadas al sufrimiento. A menudo son los niños los que cargan con la responsabilidad de cuidar a sus hermanos más pequeños. Cargan con ellos kilómetros cada día para llevar a los más débiles a los centros donde pedir asistencia médica, pero si no tienen dinero, muchas veces, no la reciben.
La Unidad de atención sanitaria está dando asistencia al alumnado, el profesorado y el resto de trabajadores del complejo, pero también a otros afectados dentro de la comunidad de los Kuei. “En la mayoría de los casos, alimentamos tanto a los niños malnutridos, como a sus hermanos mayores que los cuidan y acompañan, uno padece malnutrición y el otro desnutrición”, cuenta una de las hermanas responsables de la Unidad.