“Conocida  la situación de las chicas jóvenes en los poblados de los campos de té en el distrito de Darjeeling, West Bengal, India, nos pusimos, un grupo de profesoras/es y ex alumnos de la facultad de Económicas, con miembros de la Fundación Mary Ward, manos a la obra para colaborar en la formación de un buen número de chicas, entre 15 y 18 años, que, gracias a la existencia de Ethical Enterprises Initiative for Young Women, siguen estudiando para tener oportunidades en su futuro. Se decidió que era bueno trasmitir los conocimientos para que estas chicas fueran capaces de autogestionar una empresa ética; para ello, me comprometí a viajar allí, ya que estoy jubilada como profesora de Económicas.

Ya en Septiembre comencé, con la ayuda de Ana Carrillo y Miriam Núñez (profesoras de la facultad) a elaborar un esquema con aquellas ideas y conceptos fundamentales para que las chicas, a las que iban destinados los conocimientos, captaran “la música de la copla” de cómo gestionar una empresa ética.

Por fin viajé el 2 de noviembre, y al llegar allí, con la ayuda de Marita, colaboradora en el Mary Ward Social Centre (MWSC), vi una situación peor de la que imaginé, me encontré con una zona que ha sufrido un crecimiento elevado en poco tiempo y un aumento de la población causado por el atractivo del crecimiento económico. Crecimiento que no solo no facilita la eliminación de la pobreza sino que la aumenta. Las condiciones de higiene y salubridad me impactaron. En cambio, vi que las personas estaban contentas, niñas/os, mujeres y hombres  estaban felices y ¡yo estaba sufriendo por ellas/os!

A medida que iba conociendo la situación me dí cuenta que no sufrían hambre, pues el Gobierno les suministra, a través de Cartillas de Racionamiento, aquellos alimentos como arroz, azúcar (de caña), harina, que tienen la propiedad de saciar el apetito; lo que tienen y sufren es de malnutrición, ya que carecen de posibilidades económicas para adquirir proteínas (una docena de huevos cuesta igual que el salario que cobra una mujer recolectora de hojas de té en un día completo de trabajo). Y yo me preguntaba: “¿qué puedo hacer?”, y me contesté: “lo que he venido a hacer.”

Como cooperante en el MWSC, conocí su funcionamiento dirigido espléndidamente por Sister Sabrina Edwards, IBVM o Loreto Sister, como les dicen allí. El Centro Social cuenta con unas personas que trabajan para mejorar la situación en los poblados de los campos de té (me recorbaba la Andalucía del cortijo y las/os jornaleras/os en el siglo pasado). Las trabajadoras sociales van todos los días al MWSC y están dispuestas para ayudar en cualquiera de los proyectos que se llevan a cabo, como “Collective Voices”, “Safe Migration”, y los que me ocupaban a mí: “Panighatta Paper Product”, y “Sukna Jute  Product”.

Estos dos últimos, destinados a formar a chicas en trabajos de artesanía, para que se consideren capaces de conseguir alternativas dignas en su futuro, están gestionados por Sheikha Basneth. Con ella me reuní al llegar y le trasmití en inglés, el proyecto que yo llevaba acerca de la “Gestión de una Empresa Ética”. Entre ella y yo fluyó la comunicación muy bien, y ello hizo posible que las sesiones de trabajo con las chicas, de la artesanía de Papel y del Yute, fueran muy satisfactorias, ya que ella siempre me acompañó y era la encargada de traducir al Hindi lo que yo explicaba en inglés a las chicas.

Las sesiones de formación fueron adaptándose según los niveles de conocimientos de las chicas. Impartí  las clases por separado a los dos grupos, Papel y Yute, y cuando las sesiones eran muy extensas, hacíamos una parada y realizábamos estiramientos  con la ayuda de Elvira García, profesora de Yoga y cooperante en el MWSC. En cada sesión de trabajo dedicábamos tiempo para conocer cómo habían sido recibidos los conocimientos impartidos, y las chicas lo exponían por grupos.

Visité varias veces el lugar donde fabricaban la artesanía del Papel y tuve ocasión de compartir con las chicas las ideas y conceptos que habían sido expuestos en las sesiones formativas. Los artículos de Yute son elaborados en cuatro poblados, los que visité y pude compartir con las chicas sus inquietudes.

A medida que iba impartiendo las clases, fui modificando y ampliando el esquema inicial que llevé de Sevilla. Al final hemos elaborado, con la ayuda en informática y traducción de Sheikha, un librito a modo de guía que se va a repartir entre las chicas que están trabajando en la actualidad y quedará en el Centro para consultas y reedición en el futuro. La guía se denomina  “Iniciación en la Gestión de una empresa ética”, y está en español, inglés, hindi y nepalí. Volví el 7 de diciembre con tranquilidad y una gran satisfacción: “Yo no podía solucionar el gran problema de la India, pero sí había colaborado con lo que sé hacer, enseñar para que el crecimiento de esa pequeña zona sea un crecimiento Ético-Económico”.

Gracias a Sheikha, Margret, Binita, Depika, Susana, Babita, Priska y Avijit, trabajadoras/es del MWSC, junto a las chicas “enlace” en los poblados, por su dedicación y su buen hacer en un grupo armonioso, para mejorar las condiciones de vida de las mujeres del lugar.

Y gracias especiales a Margret que me ayudó a encontrar a un elefante, lo que ha provocado la alegría de mis nietos al ver las fotos.

En Sevilla, enero de 2014,

Mercedes (mimí) Morillo.